Querido lector, cada encuentro profesional trae consigo una oportunidad única: la de crear vínculos con el potencial de marcar una diferencia real en su gestión. Las relaciones que generamos tienen la capacidad de impactar positivamente, de abrir caminos y de satisfacer necesidades que, de otro modo, quedarían sin respuesta.

Sin embargo, este potencial también suele despertar preguntas comunes:
“¿Qué puedo ofrecer al otro?”
“¿Lo que tengo realmente sirve?”

Para explorar estas dudas, es clave comprender que la escucha atenta será siempre el factor decisivo. Escuchar nos permite conectarnos con la realidad del otro, descubrir cuál es su necesidad y reconocer si lo que ofrecemos tiene la capacidad de responder a ella.

Ahora bien, esa escucha requiere un compromiso genuino. Y aquí surge una reflexión:

  • ¿Estoy comprometido con el logro de mi negocio o empresa?
  • ¿O estoy más comprometido con mis conversaciones internas que me limitan?

La diferencia está en la congruencia de mi presencia: en cómo me muestro, cómo me preparo y cómo me dispongo a construir.

El crecimiento de un negocio depende en gran medida de la calidad de sus relaciones. No de lo que sucede afuera, sino de cómo decidimos relacionarnos con lo que sucede. Y eso nos invita a preguntarnos: ¿qué cambios necesito generar para que las circunstancias no me superen y pueda seguir liderando mis objetivos?

Podemos considerar cada nuevo vínculo como una incubadora de posibilidades. Pero para que ese potencial se vuelva concreto, es necesario sostener una continuidad. Solo así una relación pasa de ser promesa a convertirse en resultado.

Al final, la clave está en la comunicación: cuanto más clara, abierta y comprometida sea, mayor será también la motivación, la satisfacción y el compromiso mutuo que nos acerque al éxito.

MCOP – Mariano Garrone
Director ALSER

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